Cuando una relación termina, o cuando nuestro hombre empieza a distanciarse o perder el interés por nosotras, nos enfrentamos a una situación de pérdida –incluso si se trata de una pérdida temporal-, y es necesario ser conscientes de los sentimientos que ésta despierta en nosotras.
Odio tener que decir a mis pacientes que primero deben sentir el dolor para poder después superarlo y seguir adelante. Pero, desafortunadamente, así es. El único modo de recuperarnos es librándonos de las fantasías de nuestro amor y siendo conscientes de todos los sentimientos y sensaciones que experimentamos.
El proceso de superación de una pérdida se conoce como “período de duelo”. Se trata de un proceso complicado en el que intervienen gran cantidad de sentimientos: aflicción, pesar, ansiedad, decepción, rabia, apatía, tristeza y desesperación. La aflicción es un sentimiento muy doloroso, incluso angustioso, pero es absolutamente necesario para concienciarnos del dolor que causa en nosotras la reciente
pérdida. Negar la existencia de ese dolor puede llevarnos a llamarle de forma compulsiva, lo cual nos impediría superar esta situación y amar a otra persona. Estamos dolidas por la pérdida de su compañía, de los momentos de amor con él, de sus caricias, de la fantasía sobre un futuro juntos, de los hijos que podríamos haber tenido con él, del placer y la felicidad que sentimos a su lado.
Puede que haya momentos en los que nos sintamos consumidas por la aflicción, temerosas de no poder recuperarnos jamás, pero si somos completamente conscientes de estos sentimientos, podremos superar el dolor y la tristeza que nos invaden. Debemos afrontarlos y conocerlos bien para que su intensidad disminuya hasta que, por fin, terminen desapareciendo. Una cosa sí debemos tener clara: no durarán para siempre. El sufrimiento y la aflicción tienen su propio ritmo, y no podemos forzarlo. Es
imposible decidir cuándo sufrir, y hemos de aceptar ese sentimiento cuando aparezca.
Etapas de la pérdida
El período de duelo por la pérdida del hombre del que estábamos enamoradas pasa por cuatro etapas. Puede que el orden en que se sucedan varíe o que se solapen entre sí, pero en cualquier caso son fácilmente reconocibles. Esta división en fases se basa en las cinco etapas del proceso de la muerte propuestas por la doctora Elizabeth Kübler-Ross en su famosa obra On Death and Dying (Sobre la muerte y los moribundos), publicada en 1969.
La negación es la primera fase.
No queremos afrontar la realidad de que él se ha marchado, nos ha rechazado o ha hecho algo terrible que ha provocado que rompiéramos con él. Estamos bajo el efecto de un profundo shock emocional que nos impide reconocer la verdad.
En esta fase de negación, es sumamente importante intentar hacer frente a la realidad. Si hacemos ver que todo sigue igual y nos dedicamos a perseguir al hombre con el que acabamos de romper, podemos terminar sintiéndonos todavía más heridas y humilladas. Este es un buen momento para hacer uso de nuestra propia red de apoyo – buenos amigos, un grupo de terapia o un especialista, por ejemplo-, y buscar la ayuda necesaria para aceptar la verdad de la situación.
La rabia es la segunda fase de este proceso.
Durante esta etapa, estamos afrontando la realidad y nos sentimos enfadadas con él por habernos traicionado, herido y abandonado. Antiguos conflictos que quedaron sin resolver (con los padres, los ex
novios…) pueden resurgir en este momento.
Sin embargo, es importante superar esta rabia sin acudir a él. No debemos utilizarla como excusa para enfrentarnos con él, sermonearle o incluso pero: recurrir a la violencia. Demostrarle nuestro sentimiento de rabia no resolverá nada. De hecho, puede empeorarlo todo. La mayoría de las personas no responden bien a las confrontaciones, así que lo más probable es que no obtuviéramos en absoluto el tipo de reacción que andamos buscando. Quizás nos sintamos mejor por un momento, pero esta situación suele terminar haciéndonos sentir todavía peor. Lo mejor, por el contrario, es compartir
nuestros sentimientos de rabia con alguno de los componentes de nuestra red de apoyo,
o intentar superarlos por nosotras mismas. Podemos hacerlo, por ejemplo, practicando
algún deporte, escribiendo o realizando actividades que impliquen cierta dosis de
creatividad.
La tercera y cuarta fases son, respectivamente, la depresión y la desesperanza,sin duda las más difíciles de superar.
Los nervios y el drama de la ruptura se han calmado para dar paso a la sensación de vacío propia de cualquier situación de pérdida.
Los desengaños amorosos del pasado, que probablemente habíamos retomado en la segunda fase, pueden volver a presentarse de nuevo y contribuir a nuestra tristeza. Pueden ser momentos muy difíciles, pero es completamente necesario pasar por esta fase si queremos seguir adelante y estar preparadas para abordar una nueva relación; si nos quedamos en la fase de la negación, nos veremos permanentemente acechadas por el pasado. Sin embargo, si la depresión llega hasta el punto de afectar nuestro funcionamiento habitual (dejamos de trabajar, de comer o de dormir), puede que
entonces se trate de una condición clínica y, como tal, debe ser tratada por un especialista.
De nuevo, es importante que no le llamemos tampoco en esta fase. Se trata de una complicada etapa de nuestras vidas en la que nos sentimos vulnerables, y no podemos correr el riesgo de que reaccione de manera distante o nos rechace, lo cual podría hacernos sentir todavía más solas y agravar nuestra depresión y sensación de desesperación. En cambio, en esta fase del proceso es especialmente importante recurrir a nuestra red e apoyo en pos de sustento emocional.
Por nuestra parte, debemos intentar concentrarnos en superar este dolor. Aunque es una etapa muy dura, siempre hay que tener presente que el tiempo cura todas las heridas, y que los sentimientos de tristeza y desesperanza llegarán, tarde o temprano, a su fin. En este punto es donde pasamos a la
última fase, la de la aceptación.
La aceptación es definitiva cuando empezamos a recomponer nuestras vidas. No nos sentimos tan obsesionadas por él, y comenzamos a pensar en hombres nuevos y en salir con ellos. Esta puede ser una etapa algo capciosa; siempre podemos querer llamarle para demostrarle que ya lo hemos superado. No debemos caer en la tentación, pues es posible que no consigamos el tipo de respuesta que imaginábamos y nos sintamos defraudadas o, lo que es peor, puede que nuestros sentimientos por él resurjan y tengamos que volver a empezar ¡desde la primera fase!
Un factor muy importante de este proceso de duelo y aflicción es ser conscientes en todo momento de todos nuestros sentimientos, también los que son positivos. No debemos avergonzarnos de seguir enamoradas de nuestro ex, incluso si la relación se ha terminado y aunque nos haya herido profundamente. Es natural. Tenía cualidades que admirábamos; de otro modo nunca nos hubiéramos fijado en él ni nos habríamos enamorado de él.
Es igualmente necesario mantener la sensación de deseo por él. No hay por qué avergonzarse. Son sentimientos, nada más. No estamos obrando según ellos, sencillamente los estamos sintiendo.
No estamos obrando según ellos, sencillamente los estamos sintiendo.
Transcripción y traducción de Brigitte Champetier de Ribes
¿Qué ocurre cuando nos abrazamos? Abrimos los brazos, nos aliamos, vamos el uno hacia el otro, nos abrazamos, estamos cercanos. Estamos en un vínculo profundo. Y la pregunta es ¿Cuanto tiempo lo podemos soportar? Al cabo de un tiempo nos tenemos que separar un poquito. Los brazos permanecen abiertos. Y miramos detrás del otro hacia algo mayor. Vemos a su familia, vemos su destino, la vida en su conjunto. Y abrazamos el conjunto. Y miramos de nuevo, nos acercamos pero esta vez sólo hasta cierta distancia, nos miramos y vemos al otro, rodeado de algo más amplio. Y nosotros también. Y a partir de allí la relación es segura y grande: es la otra mirada, la mirada que alcanza lejos. A partir de allí hay plenitud.
VIBRAR
Cuando estás en vibración, algo se ha puesto en movimiento en el alma. Y basta. Mientras estamos en la vibración estamos en movimiento, cuál sea la dirección que tome. Hacemos sitio en el alma a alguien que no lo tenía. Mirar y buscar la vibración.
AYUDAR A UNA PAREJA
El terapeuta vibra, luego vibra con el mundo, luego vibra con el otro. El terapeuta ayuda a la pareja a encontrar esa vibración. El terapeuta se pone en vibración, luego vibra con la pareja. Y la pareja con él.
¿Qué es ayudar a una pareja? El terapeuta imagina lo que podría ser lo más justo para la pareja, pero se trata de otras fuerzas. Es preciso retirarse y dejar que la vida viva a través del hombre y de la mujer, dejar que la vida viva como lo entiende, sólo esperar. Y sorprenderse del movimiento del alma.
A menudo, cuando queremos ayudar, buscamos una solución y la imaginamos. A veces es imposible, va más allá de una psicoterapia.
En lo profundo tenemos fuerzas de la vida hasta más allá de lo imaginable. Entonces miramos más allá de cada uno individualmente, hacia algo más potente, donde todo es grande. Y tal y como fue. Y suele ser distinto de lo que imaginábamos. Si nos escuchamos para sentir el efecto vemos como cambiamos. Cuando tenemos deseos con la relación, ser humilde y sentirse llevado por otras fuerzas. Y allí encontramos la plenitud.
Observar cuál de los dos miembros de la pareja necesita menos al otro. La mejor relación es cuando los dos se necesitan. Observar cuál de los dos tiene más dificultades.
¿CÓMO TENER ÉXITO EN UNA RELACIÓN?
¿Dónde empieza esta relación? En el amor a la madre. Si la relación a la madre es lograda, la relación de pareja lo será también.
Madre igual a patria . El pueblo o país del que venimos es nuestra madre. La relación con la madre y la patria es la condición para una buena relación de pareja. La patria es algo nuestro. Es la madre. Va unida a nuestro destino. Sólo en ella podemos crecer y servir a la paz.
PAREJA: RELACIÓN ENTRE DOS GRUPOS
Una relación de pareja entre dos personas es una ilusión, no existe. Se trata de una relación entre dos grupos, entre dos grupos potentes, dos sistemas familiares. Un grupo está al servicio del otro. Cada grupo busca otro grupo para poner orden en el suyo. Y a veces lo consigue.
Cuando un grupo busca a otro grupo para resolver algo, lo que se produce está más allá del amor entre hombre y mujer, hay otras fuerzas. Ahí la mujer se transforma en el destino del hombre y viceversa. Pero son los orígenes de cada uno los que se transforman en el destino del otro. Cada uno está cogido en una red de intrincaciones, luego en el destino común llevan parte del destino del otro y a veces ejecutan en positivo su propio destino.
Los hombres mueren, la mujeres viven.
Pero a veces los destinos están tan en contradicción que se tienen que separar. Cuando uno ha tenido que coger el destino del otro y eso le impide crecer y realizarse se tiene que separar por fidelidad a su destino.
La relación de pareja es el principio de una nueva familia. Hemos crecido en una familia, salimos de ella y creamos una nueva. En esta nueva familia seguimos experimentando lo que vivimos antes.
Vivimos siempre dentro de una familia. Y sólo dentro de una familia.
El principio de la familia: amor entre hombre y mujer. Y luego los hijos.
Cada uno viene de una tradición distinta y se deben encontrar aunque sean distintos, las dos familias se deben encontrar, en esa nueva familia las dos encuentran su continuación.
DESTINO
Se trata de una comunidad de destinos. ¿Qué son los destinos?: los muertos, sobre todo los muertos excluidos, rechazados. Tienen efecto de destino sobre los que les siguen.
¿Cómo darle la vuelta al destino para que sea mejor? ¿Cómo escapar a la intrincación?
Dando a esos muertos un lugar en nuestro corazón, en nuestra alma. Vibramos con ellos, absorbemos su resonancia y vibramos juntos. Entonces una plenitud mayor da fuerza a la relación. Para muchas familias los hijos abortados se convierten en destino particular y si vibramos con ellos, están bajo la protección de la familia y en vez de ser el origen de un destino grave, se convierten en destino favorable.
ABORTOS, VIDA Y MUERTE
Lo que es grave para el hijo abortado no es el hecho de haber sido abortado sino que hayan querido deshacerse de el.
Pues mirando el curso de la vida, la vida se alimenta de la muerte, la vida continua porque otros se mueren. Y los que se mueren están al servicio de la vida, incluso los abortados, por si mismo, en su alma, están al servicio de la vida.
En el soneto a Orfeo de Rilke: "el hijo fruto de uno de mis encuentros murió y se hizo un huequito en mi oído, allí tiene su camita y esta muerte vibra en mi oído y duerme al mundo. Esta muerte lo percibe todo a través de mi, ¿entonces donde está su muerte? Duerme al mundo, vibra con todo lo que ocurre, lo que oigo, lo que digo y canto. No le puede faltar de nada." Escuchemos a los hijos abortados en nuestro oído, vibremos con ellos, no les faltará de nada.
Con esa mirada se descubre una felicidad en la plenitud, en la que vivos y muertos siguen vibrando con la vida como un todo.
HIJOS ANTERIORES
Cuando hubo hijos de otra pareja, con la nueva pareja algo nuevo tiene que venir sin reemplazar lo que fue y así la unión será más profunda. Sería demasiado fácil, demasiado barato, hacerlo de otra manera, la antigua felicidad, la anterior, cabe en la nueva.
Lo nuevo es posible gracias a una nueva comprensión. Mirar lo que fue o reproducirlo es un obstáculo a la vida.
EJERCICIO INDIVIDUAL:
Vuelve al pasado , vuelve a las relaciones anteriores, ve sus resultados, a los hijos. Mira estas antiguas parejas en el contexto de lo que hubo de grande y diles gracias.
Ve todo el pasado, todo lo grande y dile gracias.
Di a tu anterior pareja: lo tomo todo en mi corazón, con amor. Y lo guardo, lo conservo con amor.
EL RESPETO A LOS HOMBRES
Pocos hombres son respetados. Para los hijos varones sería la clave de la felicidad, que sus padres fueran respetados.
La hija de papá no tiene respeto para los hombres, ni para su padre. Se siente mejor que su madre para su padre y así se pone por encima de ambos padres,. Allí todos pierden.
EL CAMPO MORFOGENÉTICO
Al campo morfogenético pertenecen todos los miembros de la familia, todos los secretos, todos los muertos. No hay secreto, sólo hay memoria, todo está en el campo.
NUEVA ORIENTACIÓN
Cuando yo respeto el destino de uno, cuando es grave, y que por su profundidad y su gravedad se que no debo intervenir, muchos de los que ayudan, de los psicoterapeutas, se excitan al ver esto. La critica contra mi y contra este trabajo viene de los que no soportan esto último, la profundidad de esta realidad. Imaginemos qué desastres causarían a esas familias. Por eso me retiro de este estilo de trabajo. Voy hacia otra dirección de trabajo, voy con los movimientos profundos de la fuerza del alma, un movimiento creador de la fuerza. Y es distinto de lo que creemos que debe ser.
Animar este movimiento, vibrando con este movimiento y siguiéndolo, sin escuchar a los demás, en una actitud de respeto hacia este movimiento. Esto es servir la vida en su grandeza.
Es mi orientación actual, estoy al servicio de la vida.
No se aprende. No hay método. Este movimiento profundo vive. Me pongo a su disposición , para entrar en él. Así es posible ayudar de un modo que se esperaba desde hace mucho.
Si uno se queda solo se debilita, hace falta ir juntos en este movimiento. La fuerza viene de la presencia de todos vosotros apoyando lo que pasó y entrando a cada uno en ese movimiento. Así podéis construir un círculo de amigos, una vez al mes, con más gente. Y os entrenáis al servicio de la vida, una hora, y cada uno dice lo que siente, lo que encuentra en la experiencia del otro, sin consejos.
Cuando no hay ambición, ni ilusión, sólo amor, no perjudica.
LOS MUERTOS DE GUERRA
Los muertos se transforman en el destino de los vivos. ¿cómo se hace para que sea un destino bueno? Son sobre todo los muertos de guerra los que se transforman en destino de los vivos.
En un parque, en Belgrado, no podía avanzar había demasiada energía en contra. Pregunté y me dijeron que había sido campo de batallas, entonces en mi miré a los muertos olvidados, les di un sitio en mi corazón y entonces pude seguir avanzando.
En Polonia, allí donde se llevaron a los judíos, o donde estuvieron los campos de concentración, hay un peso sobre la vida de hoy. En el alma de los polacos faltan los judíos muertos. Les dije que tenían que darles un sitio en su alma y lo entendieron.
En Silesia me di cuenta que los que faltan son los nativos. Si vemos a los alemanes vemos que faltan los judíos. La gente se ha enfadado con los asesinos y se olvidan de los muertos.
Tengo que decir lo que veo, no tengo miedo de decirlo. Los terapeutas suelen no soportar la evidencia. Si me retiro al ver algo duro me puedo ocurrir algo terrible. Rilke dice: al que separa una vez la verdad de su alma pierde para siempre el camino. Apartar los ojos de la verdad es muy peligroso.
En la esquizofrenia hay un asesinato escondido. Al hacer ver lo que estaba escondido se sanan. El esquizofrénico es libre cuando los dos, víctima y asesino, se reconcilian en su alma.
Cuando uno nacido después deja de inmiscuirse con lo que pasó antes, es cuando se libera todo.
La fuerza de las guerras viene de que los descendientes están vengando a sus antepasados. Con alegría. Y de que, luego, les dan medallas porque han matado a gente.
¿Y los muertos? Se transforman en espadas en manos de niños.
LA JUSTICIA
La justicia es un mito. Nunca ha existido. Se le busca, nunca se encuentra.
¿Qué busco, en la justicia? La muerte del otro. El que ha sido dañado piensa con ideas asesinas, o ¿piensa con amor? No, quiere ser vengado. ¡Que lo maten, que vaya al infierno! ¿Tiene suficiente castigo? No, la justicia no está nunca satisfecha.
En Canadá existe una tribu en la que no hay palabra para justicia, culpable o asesino. Entonces ¿cómo se le llama a alguien que hace daño a otro? Mal enseñado o enfermo. Y ¿Qué pasa cuando hay un asesinato? La familia de la victima adopta al asesino.
Nuestra cultura occidental tiene un gran Dios, un Dios justo, que condena. Un Dios justo no puede ser Dios porqué está al servicio de otro Dios, de un ídolo. Está al servicio del ídolo supremo: la justicia, el ídolo más sanguinario que exista.
Las guerras y represalias son sacrificios al ídolo de la justicia.
EL EQUILIBRIO EN LA PAREJA
El intercambio es posible por la necesidad de equilibrio. Cuando nos dan necesitamos dar, devolver, de un modo irresistible. En la pareja y en la historia entre pueblos también. Si un país se ha extendido demasiado, luego hay una presión contraria hasta que sea como todos. Por ejemplo Colombia, Venezuela: la vuelta de la conquista de los españoles es la salida actual de los nativos. Vean los países eslavos, como están encontrando su dignidad ahora.
La relación de pareja es de amor, se da con amor. Uno da con amor, el amor da de vuelta con amor; da un poco más, el otro devuelve un poco más, el intercambio y la felicidad aumenta, el vínculo se profundiza.
El que da demasiado amenaza la relación. No debo dar más de lo que el otro me puede devolver. Hay un límite a lo que se da y lo que se pide al otro. El que da demasiado está en una postura de poder, obligando al otro. Si doy demasiado actúo como una madre.
La libertad ¿qué es? Es: no doy nada, no recibo nada, no estoy vinculado, estoy libre y vacio.
El amor ¿qué es? Estar lleno y vinculado.
EL EQUILIBRIO NEGATIVO
Si uno hace daño el otro siente la necesidad de devolverle ese daño, y sólo si lo hace se restablece la relación.
EL PERDÓN
¿Qué impide el restablecimiento de la relación? El perdón. El perdón es un veneno. Uno se sitúa por encima del otro. El perdón separa.
EL INSTINTO DE VENGANZA
Si estoy herido, deseo herir al otro y hacerle más daño todavía. No es mala intención, es un movimiento arcaico que se desarrolla en el alma, quiero destruir al otro, tengo deseos asesinos. No es maldad, es un proceso elemental que nos vincula con los movimientos primitivos de nuestra historia, de supervivencia de la especie, para tener seguridad con respecto a nuestro grupo.
Este instinto de supervivencia no se debe subestimar. Lleva a la destrucción mutua.
Hay parejas que se juntan y dan el poder de destrucción a una instancia superior - el estado – y eso les protege de su propia voluntad de destrucción (es un instinto que existe dentro de todos nosotros). Entonces empieza el pillaje y la destrucción mutua.
El orden nos protege porque amaestra nuestra voluntad destructora. Entonces la desplazamos, la transferimos a la crítica, a los debates, a través de los media sobre todo. La destrucción tiene allí toda libertad.
El orden establecido permite canalizar la voluntad destructora: denuncias, acusación, justicia. Dios también es movido por la voluntad destructora: el infierno de los cristianos.
La expiación es voluntad de destrucción dirigida a uno mismo. El deseo de sagrado es también lo mismo: los ascetas se destruyen a si mismo.
En la pareja, algo se puede hacer si uno ha hecho daño: el otro debe vengarse con amor, para salvar la relación. Le hace algo menor de lo que le ha hecho, el otro se sorprende y el amor empieza de nuevo.
¿Cómo ir más allá de la moral en la relación? Cada uno da al otro el permiso de diez faltas, y así, la relación permanece humana y corriente.
FIDELIDAD ¿A QUIÉN O A QUÉ?
Te quiero y quiero a lo que nos guía, quiero a lo que te guía, quiero a lo que me guía. Es una doble fidelidad.
En una relación es un error creer que hay que estar fiel en todo, hay que poner primero la fidelidad al destino propio, a algo superior, a lo divino en su alma, al movimiento profundo de su alma. A veces esto obliga a la separación, por que el otro no le quiere seguir, o lo obstaculiza. Entonces se tratará de una separación con amor. Quiero al otro y a su destino, me quiero a mi. Cada uno puede apoyar al otro incluso cuando se separan.
LA SEXUALIDAD
Cuando existe un problema en la sexualidad de la pareja, hay que apoyar al hombre en sus ancestros masculinos, y a la mujer en sus ancestros femeninos. Y cada uno dice al otro: Tú eres más que mi madre, eres mi mujer y soy feliz contigo como esposa.
Cada uno sólo, de su sexo, en la pareja tendría poca fuerza, poca valentía, sería poco fiable, pero si está con todos los de su sexo, de su familia, ¡qué diferencia!
En las bodas antes se invitaban a toda la familia, eso daba más fuerza . la pareja se unía a toda la tradición.
EL LUGAR
Muchos se colocan por encima de los padres, creen que son mejores que ellos, entonces no tienen fuerza y pronto se caen.
Cada uno llega para el último lugar, en el valle. Allí se juntan todas las aguas, abajo en el fondo están todas las aguas. Desde allí mirando hacia arriba, a la fuente del agua, uno es pequeño y tomando con los ancestros , apoyándose en ellos y mirando delante, crezco y llego a ser igual. Primero soy pequeño y luego grande.
EL AMOR Y LA MUERTE
La institución de la relación de pareja es una institución contra la muerte, contra el final, por los hijos. Cuando una pareja se constituye debe hacer frente al adiós, cual sea su amor este se acabará.
El amor eterno es breve.
Algunos temen ese adiós. Temen que su gran amor se acabe, entonces dudan frente a la relación de pareja, pues cuanto más amor, más doloroso es el adiós.
Algunos quieren sufrir poco, entonces prefieren no tener relación de pareja.
El gran amor mira frente a frente el adiós y el final. Gracias a eso es incandescente. Y cuando más se mira eso, más fuerte es el instante presente.
En la relación se entrenan al adiós definitivo, se despiden de lo que es visible, de las ilusiones. Y cada crisis es despedida de una ilusión. Después de la crisis los dos son más modestos, el amor más grande y más fiable.
Luego llega la despedida definitiva.
En una enfermedad terminal, mirarse a los ojos y decirse: me quedo a tu lado mientras puedo.
El amor es como una luz en el crepúsculo. Luego viene el adiós, la muerte de uno de los dos. El que se queda se abandona al dolor. Gran amor igual a gran dolor. Es bueno abandonarse a ese dolor, permite la despedida, la separación y libera, prepara para lo que sigue.
Algunos se imaginan que hay que seguir fiel al muerto. Hablando de Wilson que se volvió a casar al año de morirse su mujer, Freud dijo que aquello era la señal del gran amor por la primera mujer. El amor está al servicio de la vida, es benevolente para el otro, más allá de la muerte.
Decir adiós y luego mirar hacia delante, al servicio de la vida, eso revela el amor.
Un largo duelo es una ausencia de amor, es una de manifestación de expiación, de culpabilidad y de no amor.